La miseria más miserable. ¡Ya está bien! Por Alberto de Jesús.


La miseria más miserable. ¡Ya está bien!
Por Alberto de Jesús.

De nuevo la tragedia ha visitado la fiesta taurina, ya son varias veces esta temporada. Es la cruda realidad de la historia del toro y el hombre desde hace miles de años, la vida y la muerte. Es lo que nos atrae de esta afición, el riesgo latente y verdadero. Ese que los antis dicen que no existe, que es todo una pantomima.
Si hace apenas unos meses me alarmaba, y nos alarmábamos, de la miserable y abominable respuesta de muchos antis indeseables ante la muerte de Victor Barrio profanando su muerte, su nombre y regocijándose con las imágenes del fatal desenlace, hoy hago lo mismo pero con un dolor de tripas convertido en rabia que tengo que soltar con lo que se hacer, escribir para despertar conciencias. Nosotros nos hemos convertido en nuestro propio enemigo permitiendo y no recriminando estas acciones.
Ha vuelto a salir lo peor del ser humano aficionado, la infame calidad personal de quienes se erigen en aficionados destacados y no tienen el mínimo escrúpulo en obtener dinero a cambio de la muerte de un compañero de afición. De nuevo se ha visto la miseria humana más reprochable mostrando imágenes más que explícitas de la sangre del muerto, con el único fin de beneficiarse económicamente sugiriendo que se suscriban a su canal de vídeos. Y lo peor, he visto pocas voces autorizadas, de las que se alzan como defensores de las tradiciones y aficionados en contra de ellos, callando como putas, aunque sí las ha habido por otro lado. Yo me uno a estos pocos a sabiendas de que me ganaré más envidias y más enemigos. Me importa un bledo. No es la primera vez que estos personajes sedientos de sangre, cuales buitres esperando a que muera un aficionado, emiten las imágenes macabras de una muerte de un amigo, vecino o simplemente compañero, para ganar dinero manchado de sangre. Algo que he odiado toda mi vida.
Yo pido que se levante la afición y se pida que se retiren todas esas imágenes de tragedias acabadas en muerte. Vivero infinito que alimenta los ataques de los contrarios a la fiesta, y de otros hambrientos de morbo que necesitan de estas secuencias para satisfacer su instinto animal.
Dejémosles que descansen en paz retirando todo ese material destructivo de sus almas.
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