Los Reinos de Taifas (ملوك الطوائف)



Los Reinos de Taifas (ملوك الطوائف)

Tengo un buen amigo de Salamanca que siempre que nos referimos a las divisiones y protagonismos dentro del mundillo taurino nos acordamos de que esto se parece a los Reinos de Taifas. Muchos no tendrán ni pajolera idea de lo que les hablo, otros en cambio sí. Y por lo que conozco, este tipo de desuniones es común en muchísimas otras actividades que, ya sea lejano o cercano, tienen que ver mucho con la tauromaquia, como la caza, la cetrería, los gallos de pelea o la pesca, o más cercano a nosotros, los festejos populares y los ordinarios, ambos reglamentados y ambos protegidos como Patrimonio Cultural de los españoles, pero que los politicuchos de turno se lo pasan por el forro. Ambas modalidades taurinas, y las otras tradicionales rurales, se encuentran muy unidas por muchos factores, pero separadas entre sí, de momento, por otros tantos. Debe ser algo que llevamos los españoles en los genes desde aquellas épocas. Ya que todos tenemos una parte de sangre celta, visigoda, romana, judía o árabe, cristiana, etc., a saber.


Os pongo en antecedentes: esto de los Taifas sucedió en España entre a principios del año 1.000 en que moría Almanzor, y que probablemente sus restos descansan en el taurino pueblo de Medinaceli, hasta el 1.200 aprox., durante la ocupación musulmana. Fueron un conjunto de pequeños reinos, políticamente independientes, y cada uno con unas ideas diferentes a los demás, todos querían gobernar y tener razón, pero al final no se unían entre ellos, y eso que todos eran del mismo palo. Eso mismo acabó con ellos. Esto terminó cuando los cristianos, más unidos entre ellos, conquistaron todo el territorio a lo largo de varios siglos después. Según las crónicas, se derrotaron a sí mismo por su propio afán de rivalidades, envidias y desuniones, incapaces de mantener la unidad de su propia existencia. Los árabes estuvieron en España desde la caída del imperio romano siglo XII hasta la conquista por parte de los reinos de Castilla en el siglo XV. En medio de toda esta época de río revuelto, El Cid conquistaba Valencia y celebraba espectáculos taurinos con el jeque valenciano tras su rendición.


En fin, que hoy, 1000 años más tarde, seguimos con la misma filosofía taifista, somos incapaces de ponernos de acuerdo con nuestras tradiciones, incluso sabiendo que nos encontramos rodeados en el peor episodio de su historia, donde desde todos los ángulos, políticos y animalistas urbanitas, nos atacan con un mensaje común que muchos no quieren ver por intereses partidistas: La abolición del tauromaquia y de otras actividades hermanas en la que intervienen animales, como la caza, la pesca, los caballos, criadores de perros, circos, etc. Pero como siempre, los taifistas no quieren verlo, ellos a su bola. Como todo lo que se ha avisado durante años y que ahora los ha sorprendido.


Pero no podemos extrañarnos, aquí, la mayoría es de un extremo o del otro, aunque a ambos les guste y amen lo mismo. Pero jamás apoyaran una parte, o los otros la contraria. Solo vale su pensamiento y punto. Así nos va.


Viene todo esto a cuento porque ya estoy más que cansado de mesías y demás progres taifistas de protagonismos inútiles que después quedan en nada y en el olvido, de gente que desarrolla una energía impresionante y que quedan quemados para siempre, aficionados que han dado todo por el toro y que después desaparecen de la vida pública o de la información.


La historia no hablará de ellos. Las hemerotecas registrarán sus hechos vagamente, pero ya no están, ni quieren aparecer. Y eso me da pena. Gente con una capacidad deslumbrante de comunicación y que tras sus caídas ya no quieren saber nada del toro ni aportar nada siquiera al bien de la fiesta.


Aquí solo vale el que cae y se levanta de nuevo, como los toreros valientes, que tras una cornada vuelen a ponerse delante de la cara de su oponente con su cuerpo atravesado y sangrando, hablamos de taurinos bravos, como los toros, que mueren como tales. Y el que no, pues al corral, pero que se quite de en medio para siempre.


En este mundillo solo sirve la continuidad de la constancia diaria de la lucha por una creencia taurina. De nada me sirven profetas charlatanes de tres al cuarto que van a durar tres telediarios y que son capaces de ningunear al resto.


En resumen. Los taurinos, en estos momentos, tenemos el mismo problema que los cazadores, pescadores u otras modalidades rurales, y mientras desde otros puestos interesados intentan dividirnos en cada sector, como en los reinos de Taifas, por otro hay esperanzas de unirlos a todos y hacer un frente común por las costumbres. Porque el enemigo sabe bien lo que hace, intenta prohibir y prohíbe ya en algunos casos, deja que pase el tiempo y que la gente se desapegue de sus costumbres, y así, las cosas desaparecen por su propio peso.


Así que ya es hora de despertar y dejarse de mirarse el ombligo, mucho cuidado con los que ofrecen sin tener un soporte y una fuerza real detrás.


La frase: Interpondría mis creencias o aficiones a mis propias ideologías si fuera necesario.
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