103 años de Cano

 

Este pasado mes de julio ha sido muy duro para la familia
del toro, mucho, se nos fueron varios taurinos al cielo,
algunos toreros, otros ganaderos, otros aficionados y otros
grandes artistas, a todos ellos les deseamos un descanso eterno.

De entre todos, hubo uno que nos tocó ese rinconcito del
alma que duele. Fue Cano, o Canito, el gran fotógrafo taurino
que estuvo con nosotros hasta los 103 años de edad. Su gorra
que, de color blanco, luce su nombre (Cano), su fecha de
nacimiento (18-12-1912) y varios puntos. Ahora ya sabemos lo
que hay que poner, 27-07-2016.

Cano ha sido colaborador de los más importantes periódicos
y revistas de este país, y sus fotos han dado la vuelta al mundo
en varias ocasiones, y cómo no, también fue colaborador de
Bous al Carrer en varios números. A él le encantaban los toros
en la calle, y los toros embolados, y los concursos de recortes,
y ya no os digo los encierros de Pamplona. No obstante, Cano
tenía nuestro carnet de prensa nº 0 y sin fecha de caducidad.
Recibía puntualmente la revista en su casa, y hasta este pasado
mes, la seguía leyendo, le encantaba más que las de corridas de
toros, y casi siempre solía llamarme para comentarme algo que
había visto o le había gustado. Hay otro gran aficionado mayor,
ya cerca de la centena también, José Rubio, que también hace
lo mismo, me llama a cada revista para puntualizarme algo, y me
gusta, y siempre espero su llamada y la cojo impaciente. Todo son
palabras bonitas, y me insiste en que debería publicar todas las
editoriales en un libro. Nunca diré que no.

Volviendo a Canito, os diré que no había conocido jamás a
nadie con tanta vitalidad, con tanta lucidez, con tanto humor y
con tanto genio a la vez, destacando también una gran memoria
fresca y lúcida hasta los últimos momentos en que le visité,
una semana antes de entrar ya en la residencia, de la cual ya
no salió. Siempre recordaba anécdotas que han quedado en
las hemerotecas, que si Manolete, que si Dominguín, que si
Bienvenida, que si Franco, que si Ava Garner, que si El Gallo,
que si Hemingway, que si Orson Welles, que si Ortega y
Gasset, etc… y un montón de risas que esparcía por doquier.
Como fotógrafo lo ha sido todo, un maestro, y este sí podía
permitirse el lujo de plasmar en la foto lo de fotógrafo taurino,
pero no lo hacía, pintaba su sencilla firma y ahí quedaba eso. Lo
digo por toda esta retahíla de miles de retratistas que han salido
estos últimos años con la novedad de las cámaras digitales y
que al primer año ya se consideran fotógrafos taurinos… igual
deberían medir sus ansias unos pocos años a ver quiénes son
los que se consolidan, y quienes los que desaparecen como
aparecieron, de la nada. Pero en fin, no es ese el tema. De las
cámaras digitales actuales decía: “Si tienes un hijo tonto, métele
a fotógrafo porque pones la pastilla, aprietas un botón y de 2.000
fotos seguro que una sale”.

Yo no voy a presumir ni contar historias con Cano, él solo se
valía para que su nombre llenara salas de conferencias, él, por su
valía y trabajo, recibió la Medalla al Mérito del Trabajo otorgada
por el Estado, casi nada.
Además, Cano fue torero, y toreó incluso con 98 años,
convirtiéndose en el hombre de más edad del mundo que
se puso a pegarle pases a una becerra, pero eso no sale en el
Guinnes, otra pena. Y ya no toreó más porque no le dejaron
sus familiares, si no, hubiese hecho lo mismo en todos sus
cumpleaños aunque hubiese sido desde una silla de ruedas.
Como si no lo conociera.
Como homenaje le vamos a poner un reportaje de sus fotos
curiosas que resumen su vitalidad fuera de lo normal, con su
afición el toro, con su inseparable Maruja y siempre rodeado de
amigos, el secreto de su longevidad.

Descansa en Paz amigo.

La frase: “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va.”
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